miércoles, 30 de junio de 2021

 

Ética a mi hija Héloïse-Malintzin

 

[  I ]

 

Teteltzincu, Altepetl de Huaxtepiec, día 3 xuchetl, año 7 calle.[1]

 

Cente omatl Héloïse-Malintzin Xiela Sauquet: Inu tli quepea nemilistle

(Carta primera a Héloïse-Malintzin Cera Sauquet: Del sentido de la vida)

 

Héloïse-Malintzin:

 

Que tu amanecer sea esplendoroso.

 

Malintzin, debes saber que los mosiehualte tetelcingas más antiguos y los de más antes, también decían que  niños, jóvenes y viejos deben pensar la vida y vivir el pensamiento para la alegría del corazón. Luego entonces, espero que tu noble corazón reciba con encanto esta primera enseñanza sobre el sentido de la vida humana.

 

Malintzin, no dejes de pensar que la mayor parte de los malestares de la humanidad derivan del hecho de que los hombres, sobre todo aquellos que tienen el poder y poseen la riqueza, nunca se preguntan respecto al significado de su existencia.[2] Viven esclavizados a sus pulsiones y a sus necesidades materiales. Esos hombres no se preguntan: ¿Por qué estamos aquí en la tierra? ¿Tenemos cada uno alguna cosa particular a realizar? ¿Tenemos un destino que cumplir? ¿Podemos tener una felicidad verdadera y durable? ¿Cómo alimentar nuestro corazón y nuestro cuerpo? ¿Somos juguete de nuestros instintos y nuestra educación o podemos adquirir una verdadera libertad? ¡Eh! Aquí las preguntas que debes hacerte.

 

Malintzi, Xuchequetzalli (hermosa Flor), no olvides que tienes un gran tesoro al interior de ti mismo: la claridad de tu espíritu te puede liberar y la bondad de tu corazón te puede alegrar. Evita llevar una existencia parecida a la de los animales, encadenada a sus instintos y sus preocupaciones materiales de la vida. No seas la niña o mujer que no sabe que es niña o mujer.

 

Recuerda que:

 

 La vida es un viaje. Como los pájaros, cierto día, debes dejar el nido de tu infancia para volar con tus propias alas. Irás a descubrir el amor y, quizá, a formar una familia. Aprenderás un oficio o una profesión, para realizarte en un trabajo y satisfacer tus necesidades materiales. Todo esto es correcto. Pero no es suficiente. A lo largo del viaje de la vida encontrarás obstáculos. La enfermedad puede sorprenderte, tu amor puede eclipsarse; tus próximos pueden morir, nunca estarás segura de tu existencia. Te enfrentarás a la dificultad de amar, a la angustia de encontrar un trabajo. Puedes quedar atrapada en tus contradicciones interiores, en tus miedos, tu ira, frustración, celos y desencantos. Al final, te darás cuenta que debes aprender a vivir. A vivir plenamente, con los ojos abiertos, con conciencia y cuidado. Que debes vivir con la capacidad de saber escoger a las buenas personas para compartir tu cotidianidad, evitando cometer los mismos errores del pasado, dándote los medios de ser verdaderamente tú misma. Todo esto se aprende con el tiempo y la experiencia. Pero es infinitamente importante que utilices la máxima claridad de tu corazón, tu alma, tu espíritu, para que te guíe en el camino correcto de la vida.

 

Héloïse-Malintzin, escucha con atención la historia de una mujer con su hijo en los brazos, en el Cerrito de Topiztlán, Tetelcingo, Morelos, México. Un primero de enero, a las doce de la noche, una mujer y su hijo en brazos pasaban frente a ese cerrito y escuchó una voz misteriosa que le dijo: “Entra y toma todo lo que quieras. Sólo recuerda una cosa: cuando estés afuera, una puerta cerrará para siempre. Aprovecha la oportunidad, pero no olvides lo más importante.” La mujer entró al cerrito y descubrió un fabuloso tesoro. Fascinada por el oro, los diamantes y las joyas, puso a su hijo en el suelo y tomó todo lo que pudo. Soñó todo lo que podía hacer con esa riqueza. La voz misteriosa le dijo: “El tiempo se acabó, no olvides lo más importante”. Después de estas palabras, la mujer  tomó todo el oro y las piedras preciosas que pudo y corrió para salir, detrás de ella, la puerta se cerró para siempre. Afuera, la mujer comenzó a admirar su tesoro. De repente, se acordó de su hijo que había olvidado al interior del Cerrito.

 

Malintzin, nunca dejes para la memoria que muchos seres humanos olvidan lo esencial de su vida por cosas materiales y  olvidan la vivencia de las  experiencias más importantes como: el amor, la amistad, la actividad creativa o la contemplación de la belleza del mundo. Esos hombres que olvidan lo esencial no son bestias ni malvados, sino ignorantes. Ignorantes de eso que la vida puede darnos. ¡Y eso no cuesta nada! Lo superficial es caro y lo esencial es gratuito.

 

Dicen los de la palabra antigua que debes aprender a caminar tu camino, ese que es bueno para ti, ese que te está destinado y que alegrará tu corazón. Conviértete en eso que eres. Haz sólo eso que puedes hacer. Debes ser la voz de tu corazón.

 

Recuerda que los mosiehualte de muy antes, también decían que nuestro mundo actual está atrapado en el delirio de siempre más, de la acumulación de la riqueza, pero que el hombre tiene necesidad de pocas cosas para ser feliz. Lo esencial de su felicidad nada tiene que ver con la posesión, sino con la paz del alma, con la alegría del corazón.  Escucha la historia de un mosiehual sembrador de maíz que descansaba al lado de su milpa. El campesino disfrutaba la felicidad de su ser. Entonces, un hombre rico pasó y le dijo que se pusiera a trabajar:

-¿Para qué?- Respondió el campesino.

-Para ganar dinero-Agregó el hombre rico.

-¿Y Para qué?

-Para hacer una casa bonita.

-¿Y luego?

-Para poner un negocio con tus hijos.

-¿Y después?

-Después, estarás tranquilo y feliz de poder descansar.

-Eso es lo que hago ya-Remató el campesino mosiehual.

 

Malintzin, no olvides que mientras busques en el exterior, en los objetos o personas, tu felicidad siempre será frágil e inestable. Primero, porque es difícil tener todo lo que queremos; segundo, porque las cosas exteriores están sometidas a la ley universal de la inestabilidad y tercero, porque nunca encontrarás reposo en los deseos exteriores y objetos materiales.

 

Por último, Héloïse-Malintzin, no pierdas de vista que la ambición que debe guiar tu vida, es el de desarrollo de ti mismo. Debes transformarte para encontrar un estado de paz interior, de alegría de tu corazón, de serenidad, que nadie podrá quitarte. Debes ser la mejor persona posible y ayudar a los otros, aportando tu pequeña piedra en la construcción del mundo.

 

Ya me voy, seguiré caminando mi camino que me lleva a mi liberación. Que el sol y la luna guíen tu camino.

 

 

 

Ernesto Cera Tecla

 



[1] En esta carta, utilizamos la variedad del náhuatl de Tetelcingo, Morelos. Desde la lingüística, todas las variedades de una lengua tienen el mismo valor. Ninguna es mejor o peor que otra. Quienes sostienen que unos pueblos hablan un mejor náhuatl que otros, están emitiendo un prejuicio lingüístico.  El prejuicio lingüístico es una valoración emotiva (positiva o negativa) sobre un hecho del que se tiene poca información, errónea o mal intencionada. No hay un criterio lingüístico que otorgue a una determinada manera de hablar más validez que a otra.

[2] Esta carta está basada en el libro del filósofo francés Frédéric Lenoir. Cfr. LENOIR, Frédéric. L’Âme du monde. NIL, París 2012. Pp. 61-76.

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