viernes, 1 de junio de 2018


Porque nada humanos me es ajeno:
Política sí, bravuconería, no

Ernesto Cera Tecla

En los últimos días, muchos  actores de la UACM hemos gozado de un gran espectáculo: una lucha política a muerte entre el grupo que respalda al actual rector Galdino Morán López y, por otro lado, el grupo opositor que considera que Galdino Morán no es un rector, sino un usurpador. Frente a este hecho político, los aliados del rector consideran que la elección se fundó en la legalidad (legítimo)  y legitimidad; los segundos, al contrario, consideran que existe una ausencia de ambos principios fundamentales de derecho y de gobierno. El duelo entre ambos grupos es, para algunos, signo de una crisis política en la UACM; para otros, es apenas una de las muchas formas de vida existencial de nuestra casa de estudios. Pero ¿qué está pasando realmente? ¿cuál es el trasfondo de esa relación política de repulsión?

El compañero Galdino Morán López es  un rector legal o  legítimo en la UACM. Morán López es legítimo porque   el rol que ocupa actualmente en la universidad es resultado de un conjunto de actos jurídicos o actos lícitos, es decir, de un procedimiento electoral que autorizaron los distintos dispositivos normativos de nuestra institución. A contrario sensu, la transgresión a la  prohibición de la normativa de la UACM hubiera derivado en actos antijurídicos electorales, que hubieran terminado en la suspensión del procedimiento electoral. Por fortuna, el proceso electoral estuvo al margen de actos antijurídicos o ilícitos. Lo anterior es así porque los gobernados fuimos testigos de cómo los órganos de gobierno cumplieron (en la forma y fondo) con las etapas del proceso electoral: desde la publicación de la convocatoria, hasta la envestidura del rector. En suma, Galdino Morán es un rector LEGÍTMO, es un rector electo por los órganos legítimamente constituidos, es una autoridad fundada sobre las bases jurídicas de la UACM.

Galdino Morán es un rector legal, por tanto, es un rector con legitimidad. Legitimidad deriva del latín legitimus y significa que algo está fijado por la ley o que es conforme a la ley, que es legítimo, legal. Entonces, legitimidad es el carácter de eso que es legítimo, es decir, de aquello que está fundado en el derecho o la ley, que está conforme a un gobierno legítimo. Sin duda, la legitimidad no se funda solamente en la ley, sino también en criterios como el sexo, la edad, el origen, la riqueza, el conocimiento, la experiencia, etcétera. Pero esta última fuente de legitimidad del rector no está en cuestión porque no es parte de la exigencia normativa de la UACM. Es quizá, la tarea que le tocará realizar al rector para que su autoridad sea admitida ampliamente en la comunidad universitaria. En definitiva, Morán López es un rector legítimo, un rector con legitimidad.

Contrariamente a todo lo anterior, un mentado despachador del CHyCS, un tal Mtro. Alberto Zárate Rosales ha estado cometiendo varios actos antijurídicos o actos ilícitos en la UACM. En esta ocasión, señalaré uno, el que ilustra su bravuconería, su  política de cantina, de buscapleitos. Desde la fundación de la universidad, para todos  está claro que la normativa de la UACM ha creado los espacios académicos para asuntos académicos y los espacios políticos para ibídem. Sin embargo, el mentado despachador ha utilizado los espacios académicos (reuniones de enlaces) para sus intereses políticos. Un ejemplo, es el comunicado con fecha 31 de mayo de 2018 (Cfr. https://bit.ly/2J7UYgp) donde habla a nombre de todas las academias del CHyCS para supuestamente condenar varios hechos políticos y para defender la libertad de expresión, pero en mi caso (y creo que de otros académicos también) no hemos sido violentados ni clandestina ni abiertamente por nuestra manera de pensar, hacer y decir. En consecuencia, es imperativo que el despachador del CHyCS  realice lo que la ley le permite (discutir asuntos académicos), no lo que la ley le prohíbe (realizar actos políticos en las reuniones de academia).  

En general, es natural que al interior de las comunidades universitarias se viva con intensidad la política, la vida política es hermanada de la vida académica. No hay academia sin política ni política sin academia. En otras palabras, es normal que se expresen abiertamente grupos políticos antagónicos, lo importante es respetar los órganos de gobierno legítimamente instituidos. En este respeto, debemos tener claro que la vida política debe estar fundada en la vida académica porque es la columna vertebral de la UACM y porque así lo mandata la Ley suprema del país. Por ello, la politización de los espacios académicos debe ser frenada porque atenta contra la normativa de nuestra casa de estudios. Política sí, bravuconería, no.  










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