Porque nada humanos me es ajeno:
Política sí, bravuconería, no
Ernesto Cera Tecla
En
los últimos días, muchos actores de la UACM
hemos gozado de un gran espectáculo: una lucha política a muerte entre el grupo
que respalda al actual rector Galdino Morán López y, por otro lado, el grupo
opositor que considera que Galdino Morán no es un rector, sino un usurpador. Frente
a este hecho político, los aliados del rector consideran que la elección se
fundó en la legalidad (legítimo) y
legitimidad; los segundos, al contrario, consideran que existe una ausencia de
ambos principios fundamentales de derecho y de gobierno. El duelo entre ambos
grupos es, para algunos, signo de una crisis política en la UACM; para otros,
es apenas una de las muchas formas de vida existencial de nuestra casa de
estudios. Pero ¿qué está pasando realmente? ¿cuál es el trasfondo de esa
relación política de repulsión?
El compañero Galdino Morán López
es un rector legal o legítimo en la UACM. Morán López es legítimo porque el rol
que ocupa actualmente en la universidad es resultado de un conjunto de actos
jurídicos o actos lícitos, es decir, de un procedimiento electoral que
autorizaron los distintos dispositivos normativos de nuestra institución. A contrario sensu, la transgresión a la prohibición de la normativa de la
UACM hubiera derivado en actos antijurídicos electorales, que hubieran terminado
en la suspensión del procedimiento electoral. Por fortuna, el proceso electoral
estuvo al margen de actos antijurídicos o ilícitos. Lo anterior es así porque
los gobernados fuimos testigos de cómo los órganos de gobierno cumplieron (en
la forma y fondo) con las etapas del proceso electoral: desde la publicación de
la convocatoria, hasta la envestidura del rector. En suma, Galdino Morán es un
rector LEGÍTMO, es un rector electo por los órganos legítimamente constituidos,
es una autoridad fundada sobre las bases jurídicas de la UACM.
Galdino Morán es un rector legal, por tanto, es un rector con legitimidad. Legitimidad deriva del latín legitimus y significa que algo está
fijado por la ley o que es conforme a la ley, que es legítimo, legal. Entonces,
legitimidad es el carácter de eso que es legítimo, es decir, de aquello que
está fundado en el derecho o la ley, que está conforme a un gobierno legítimo.
Sin duda, la legitimidad no se funda solamente en la ley, sino también en
criterios como el sexo, la edad, el origen, la riqueza, el conocimiento, la
experiencia, etcétera. Pero esta última fuente de legitimidad del rector no
está en cuestión porque no es parte de la exigencia normativa de la UACM. Es
quizá, la tarea que le tocará realizar al rector para que su autoridad sea
admitida ampliamente en la comunidad
universitaria. En definitiva, Morán López es un rector legítimo, un rector con legitimidad.
Contrariamente
a todo lo anterior, un mentado despachador del CHyCS, un tal Mtro. Alberto
Zárate Rosales ha estado cometiendo varios actos antijurídicos o actos ilícitos
en la UACM. En esta ocasión, señalaré uno, el que ilustra su bravuconería,
su política de cantina, de buscapleitos.
Desde la fundación de la universidad, para todos está claro que la normativa de la UACM ha
creado los espacios académicos para asuntos académicos y los espacios políticos
para ibídem. Sin embargo, el mentado
despachador ha utilizado los espacios académicos (reuniones de enlaces) para
sus intereses políticos. Un ejemplo, es el comunicado con fecha 31 de mayo de
2018 (Cfr. https://bit.ly/2J7UYgp) donde
habla a nombre de todas las academias del CHyCS para supuestamente condenar
varios hechos políticos y para defender la libertad de expresión, pero en mi caso
(y creo que de otros académicos también) no hemos sido violentados ni
clandestina ni abiertamente por nuestra manera de pensar, hacer y decir. En
consecuencia, es imperativo que el despachador del CHyCS realice lo que la ley le permite (discutir asuntos
académicos), no lo que la ley le prohíbe (realizar actos políticos en las
reuniones de academia).
En
general, es natural que al interior de las comunidades universitarias se viva
con intensidad la política, la vida política es hermanada de la vida académica.
No hay academia sin política ni política sin academia. En otras palabras, es
normal que se expresen abiertamente grupos políticos antagónicos, lo importante
es respetar los órganos de gobierno legítimamente instituidos. En este respeto,
debemos tener claro que la vida política debe estar fundada en la vida
académica porque es la columna vertebral de la UACM y porque así lo mandata la
Ley suprema del país. Por ello, la politización de los espacios académicos debe
ser frenada porque atenta contra la normativa de nuestra casa de estudios. Política sí, bravuconería, no.
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