jueves, 10 de marzo de 2022

 La última

Ernesto Cera Tecla

 

La tarde caía lentamente sobre la cúpula del ex convento de San Diego, a un costado, de la plaza El fuerte de Galeana, en Cuautla. Los rayos del sol de cuaresma, se montaban en el ánimo de los transeúntes. Perla llegó apresurada al restaurante “La Alameda”. Pidió una michelada y se puso a esperar a Patrick. 


Ese día, Perla tendría la firma de la custodia de su hija. Entre sorbo y sorbo, las voces de los clientes y la música popular del rededor se escuchaban con más fuerza. Las parejas abarrotaban las aceras. Los dulceros infantes persuadían a los comensales. El aire sofocante se refrescaba. Perla pidió “la última”. Después de una tras otra, sus ojos grandes y negros se cristalizaron. Los mariachis y los norteños se apoderaron de la plaza de Galeana. El ex convento de San Diego se fue perdiendo en el ocaso. El calor de cuaresma se fundió en el fresco de la tarde.  “La última” de Perla, no se volvió a escuchar.

 





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