jueves, 16 de mayo de 2024

 

La lengua de madera del conservadurismo mexicano

(Parte I/III)

Ernesto Cera Tecla.

El domingo 7 de abril de 2024, el Instituto Nacional Electoral (INE) llevó a cabo el primer debate entre las y los candidatos presidenciales. El segundo debate tendrá lugar el próximo 28 de abril del mismo año.  Por un lado, Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de la Coalición “Sigamos haciendo historia” del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM); por otro, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata de la Coalición “Fuerza y corazón por México”   del Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución democrática (PRD) y, finalmente, Jorge Álvarez Máynez, candidato del partido Movimiento Ciudadano. El primer debate se realizó, sin que antes, el INE resolviera algunos temas impugnados por MORENA, por ejemplo, la participación de instituciones y moderadores orientados hacia el conservadurismo ideológico. El debate fue, en realidad, una disputa discursiva, principalmente, entre dos visiones de gobierno en el país: por un lado, el discurso político conservador de Gálvez Ruiz y, por otro, el discurso liberal-humanista de Sheinbaum Pardo.  En el segundo debate, los ciudadanos escucharemos nuevamente los dos discursos diametralmente opuestos. En este texto, analizaremos el discurso político de Xóchitl Gálvez, que consideramos es la reproducción de la lengua de madera del conservadurismo mexicano.[1]

 

La lengua de madera

Lengua de madera es una traducción literal de la expresión francesa “langue de bois”. El origen es incierto. Cualquiera que sea, lengua de madera refiere a la estigmatización de la lengua oficial o “lengua de propaganda”, “lengua de maleza” o “lengua entumecida”, entre otros. En los años setenta del siglo pasado, este código lingüístico se denominó “Nueva lengua”, nombre extraído de la novela “1984” de Georg Orwell y significó lengua oficial de los regímenes socialistas. En 1981, la expresión ingresó al Larousse encyclopédique o Larousse enciclopédico y se definió como: “forma rígida de expresarse, que utiliza estereotipos y formatos fijos y que refleja una posición dogmática. Esta lengua fue utilizada por ciertos partidos comunistas y por medios de comunicación bajo control del Estado.”  Después de 1984, el término traspasó las fronteras de los gobiernos socialistas e ingresó al campo político francés para referirse al arte de hablar para no decir nada y para descalificar a los adversarios políticos. Por tanto, lengua de madera tiene un origen incierto, pero ha existido tanto en regímenes totalitarios, como en gobiernos democráticos. En ambos regímenes, la lengua de madera disfraza la realidad.

 

Caricatura tomada de la red.

Aquí, nos interesa la lengua de madera del campo político y significa el arte de recodificar el habla con el fin de ocultar la realidad e influir en el enunciatario. En otras palabras, el discurso político de la lengua de madera carece de nuevas ideas. Está fundado en artimañas léxicas para esquivar la realidad. Reconstruye la realidad a partir de la repetición de palabras y formatos rígidos, términos generales o abstractos. La información no se verifica, los argumentos no se cuestionan, se afirma sin fundamento, se utilizan pruebas falsas, se usan preguntas retóricas, se hacen aproximaciones y omisiones deliberadas, se apelan a los eufemismos, metáforas vacías, comparaciones vagas, tautologías, fórmulas impersonales, neologismos, palabras pomposas, etc. La lengua de madera tiene recursos inagotables para disfrazar la realidad, para desviar el compromiso e intoxicar al enunciatario. En suma, la lengua de madera es el arte de codificar el habla para disfrazar la realidad socio-política.   

 

En general, la lengua de madera ha sido utilizada por los regímenes totalitarios y democráticos. En ambas formas de gobierno la lengua ha perseguido el mismo objetivo: disfrazar la verdad. En el primero, la lengua de madera fue un instrumento de control del pensamiento y estuvo al servicio de la hegemonía de un grupo dominante. Las palabras eran usadas para ocultar la realidad y condicionar la razón a una creencia colectiva predeterminada. En el régimen democrático, la lengua de madera es más compleja, porque el espacio público permite, aparentemente, el intercambio discursivo entre políticos, medios y opinión pública. La lengua de madera adquiere varias modalidades al depender de la geometría política. Por ejemplo, en México, aunque el régimen democrático refrenda la libertad de expresión plena, los grupos conservadores, dueños de los principales medios de comunicación, utilizan esta lengua para alimentar la posverdad, las fake news y el ataque a la figura presidencial.

 

Portada tomada de la red.

La lengua de madera en México

En 2018, AMLO inició la democratización del país, pero la oposición conservadora ha intentado frenarla mediante la lengua de madera política y los medios de comunicación convencionales. En casi seis años, el gobierno denominado 4T ha desenmascarado el discurso político de priístas, panistas y perredistas (prianredistas), así como el de las élites económicas, que durante el periodo neoliberal se autoadscribieron como liberales, demócratas, ciudadanos o independientes. El gobierno ha revelado el verdadero rostro o sentido del discurso conservador: el discurso de la lengua de madera.  A la vez, ha reagrupado a la fracción dominante de la clase política y económica dominante del país. Por lo anterior, los reaccionarios y conservadores elaboran un discurso político fundada en la lengua de madera para atentar contra la persona de AMLO y contra la institución presidencial. El ataque discursivo resulta, en parte, de la cancelación de convenios corruptos entre mass media y gobierno. Por ejemplo, el gobierno de Enrique Peña Nieto gastó en publicidad 53 571 millones de pesos, es decir, 10 000 millones de pesos anuales. En sentido contrario, el gobierno actual ha gastado en el mismo rubro, alrededor de 10 mil 085 millones. La diferencia es abismal.   En fin, el régimen actual ha refrendado la austeridad entre medios y gobierno, pero el conservadurismo produce y reproduce un discurso político fundado en la lengua de madera.

 

 



[1] Christian Delporte. Une histoire de la langue de bois. Flammarion, France, 2009.

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