Migración y derechos humanos en
Estados Unidos y México
Ernesto Cera Tecla
En esta
reflexión trataremos de responder a dos preguntas sobre el fenómeno migratorio
y los derechos humanos: ¿los inmigrantes mexicanos sufren violaciones a sus
derechos humanos en Estados Unidos? ¿Los inmigrantes en México sufren
violaciones a sus derechos humanos?
Antes de
responder las dos preguntas, es importante señalar que, ante la globalización
económica, el actual Estado nacional atraviesa por una crisis en sus
componentes básicos: los elementos
previos (población y territorio) y los elementos
constituyentes (el bien público temporal y el poder o la autoridad pública)[1]. La
globalización económica ha trastocado ambos elementos.
El “Estado nacional y soberano” ha sido vulnerado por el poder fáctico
transnacional: el capitalismo corporativo.[2]
En su
nacimiento del Estado liberal, la nación fue uno de los principios de
agrupación de las “poblaciones”. Reunió en su territorio a todos los nacionales
y excluyó a los extranjeros. En este sentido, el concepto
de nacionalidad tuvo dos elementos en su formación: a) los físico-somáticos y b) los psico-espirituales.
Por ello, cuando hablamos de nación y nacionalismo hablamos, en algunos
Estados, de raza, de la lengua, costumbres,
intereses económicos, o bien, en otros Estados, hablamos de cultura,
religión, comunidad de recuerdos y tradiciones, amor a la libertad o voluntad
de vivir en común.[3]
En este sentido, estamos de acuerdo con Carbonell, la
nacionalidad en esta época ha dejado de tener sentido ante el universalismo de
los derechos fundamentales. Es urgente o
necesario, transitar de una ciudadanía adscrita a una nación a una ciudadanía universal con Estado para que
las personas estén en posibilidades de ejercer sus derechos. De otra manera,
las fronteras de Estados Unidos y México serán escenarios de muros vergonzosos
y tragedias que ponen en entredicho el
goce de los derechos fundamentales del hombre.
La violación de los derechos fundamentales de los
inmigrantes mexicanos e hispanos en Estados Unidos no tiene precedentes.
Además, el Estado mexicano ha sido complaciente y servil ante la política
antimigratoria estadounidense. Para muestra basta un botón: el gobierno
mexicano prestó maquinaria al gobierno estadounidense para la construcción del
muro en el periodo de Bush. También guardó silencio ante el uso de las balas de
goma por parte de la policía gringa, entre otros.
¿El Estado mexicano es congruente entre lo que pide a Estados Unidos
de América para sus nacionales y lo que ofrece o garantiza a los extranjeros? No
es congruente. Como dice Carbonell, en México, la
reflexión sobre los inmigrantes y las
fronteras constituye un tema de vida o muerte.[4] Si para los mexicanos las
violaciones a los derechos fundamentales no hay tregua, mucho menos para los
inmigrantes centroamericanos. Para el caso mexicano basta citar algunos
ejemplos: los crímenes de la guardería ABC, las muertas de Juárez, la matanza
de Acteal, la matanza de Aguas Blancas, la represión de la APPO, la represión
de San Salvador Atenco, entre otros. En el caso de los inmigrantes
centroamericanos, tenemos los casos de las narcofosas de inmigrantes, la trata
de mujeres centroamericanas, nexos entre grupos criminales y funcionarios de
migración (Cfr. La bestia), entre otros.
En conclusión, en materia de migración y derechos humanos,
tenemos en México una doble tarea, por un lado, transitar de la ciudadanía
adscrita a una nación a la ciudadanía universal, y por otro, reconstruir una
Nueva república para combatir la podredumbre existente en los tres poderes: el
judicial, el ejecutivo y el legislativo.
[2] Cfr. FERRAJOLI, Luigi. Democracia, Estado de derecho y jurisdicción en el Estado nacional, en: En Manuel Atienza, y
Luigi Ferrajoli. Jurisdicción y argumentación en el Estado Constitucional de Derecho. España, 2003.
Consultado el 22 de enero de 2011 de:
http://www.bibliojuridica.org/libros/4/1695/6.pdf
[4]
CARBONELL, Miguel. Los derechos fundamentales en
México. 2004. Consultado el 29 de enero de 2011 de:
http://www.bibliojuridica.org/libros/3/1408/4.pdf
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