lunes, 25 de julio de 2016

Caciques indígenas en Tetelcingo

Ernesto Cera Tecla

Los opositores a la municipalización del pueblo indígena de Tetelcingo, no son solamente los servidores públicos del Ayuntamiento de Cuautla, Morelos, sino también, los Nuevos caciques indígenas del territorio mosiehuale.[1] En el siglo XVI, la nobleza indígena tuvo un trato especial de los españoles porque fue pieza fundamental para instaurar el nuevo orden colonial.  El trato especial consistió en: no tributar al Rey, usar armas y caballos, obtener el título de cacique, entre otros.[2] Moletecatl Tecuhtli, señor Tlahuica de Yautepec y Luciano Paéz de Mendoza, señor de Panoaya (Amecameca) fueron dos de ellos, ambos gozaron de todos los privilegios concedidos a los indios caciques.[3] Hoy día, los nuevos caciques de Tetelcingo son los políticos indígenas que ostentan el cargo de delegado político, ayudantes indígenas, comisariado ejidal, director de asuntos indígenas, así como los profesores de educación indígena y profesores de lengua indígena. La mayoría de estos caciques reciben un TRATO ESPECIAL o privilegios del Ayuntamiento o el Estado con el fin de perpetuar el sometimiento del pueblo mosiehuale.  Por tanto, quienes se oponen a la municipalización del pueblo de Tetelcingo, no son solamente los integrantes del cabildo de Cuautla que fundan su visión en la discriminación, el racismo y el despojo, sino también los nuevos caciques indígenas que fundan su visión en privilegios, nepotismo y servilismo.

Dice la vox populi: el que calla otorga. El cabildo del Ayuntamiento de Cuautla considera que Tetelcingo no reúne los requisitos que establece el artículo 40 de la Constitución estatal para erigirse en Municipio indígena. Desde luego, esta postura carece del más mínimo fundamento jurídico, sociológico o antropológico. La posición ideológica del cabildo es claramente racista y discriminatoria y atenta contra el derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas señalado en la Constitución federal, tratados internacionales y la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, a pesar de la gravedad del asunto, los nuevos caciques indígenas de Tetelcingo, prefieren guardar silencio, a cambio de un salario de autoridad auxiliar o burócrata indígena municipal, maestro de educación indígena o de lengua náhuatl u otro. En resumen, los nuevos caciques indígenas prefieren el silencio para conservar sus privilegios, que dignificar a su pueblo a través de la municipalización.   

Por fortuna, los caciques indígenas fueron, en el siglo XVI, apenas una fracción. También existieron indios que se rebelaron en contra del Virrey de la Nueva España, no para conseguir un trato especial o un empleo en el gobierno (como ahora), sino para dignificar su persona y a su pueblo.  Es el caso de la rebelión de los indios de 1624 en la Ciudad de México que atacó el palacio virreinal con piedras y fuego. La tarde del 15 de enero de 1624, cerca de treinta mil indios tomaron el recinto, gritando: “Muera el mal gobierno”.[4]  El virrey fue derrocado. En efecto, a lo largo de cinco siglos, Tetelcingo ha tenido grandes políticos independientes, luchadores sociales honestos, defensores del pueblo teteltzinca. La lucha política de estos indios es el ejemplo para los mosiehuale que aspiran a que Tetelcingo se municipalice. La resistencia, la rebelión indígena sólo puede venir de la memoria de sus antepasados que pelearon todo para todos y nada para ellos.  En definitiva, la libertad política y la libre determinación no emergerán de la voz de los nuevos caciques indígenas, sino del sueño y la memoria de los indios independientes que no venden su identidad al mejor postor (partido político o gobierno).

En conclusión, la municipalización del pueblo indígena de Tetelcingo es un asunto de indios, no de partidos, gobiernos o caciques indígenas. El municipio indígena libre emergerá solamente del pueblo organizado, crítico, libre e independiente.  Y como dijeron los indios de 1624: “Muera el mal gobierno” de Cuautla.









[1] Cacique (o Jefe) es una palabra de la lengua taíno de las islas. Los españoles aplicaron este término a todos los jefes mexicanos. Mismos que detentaron el poder local a través del cargo de gobernador hasta el fin de la época colonial.
[2] Aguirre, R. Los caciques en las instituciones españolas durante el periodo colonial tardío. Consultado el 24 de julio de 2016 de http://bit.ly/2aowz6e
[3] Cfr. Carrasco, P. 1972. La Casa y Hacienda de un señor Tlahuica. Estudios de Cultura Náhuatl-UNAM, 10:235-244.
[4] Baustista y Lugo, G. Los indios y la rebelión de 1624 en la Ciudad de México. Consultado el 25 de julio de 2016 de http://bit.ly/29V1CsN