“El piaje” en la encrucijada
Ernesto
Cera Tecla.
El día de hoy,
martes 12 de enero de 2022, al transitar por la Carretera antigua
México-Cuautla y la calle Soledad Anaya de la
Colonia Cuauhtémoc, Tetelcingo, Morelos, me percaté que, a un costado de la entrada principal de “El piaje” (“Peaje” en el español
estándar), unas personas estaban montando una estructura metálica. Por la
importancia del monumento histórico, me acerqué a un elemento de la Junta de
mejoramiento de la comunidad y le pregunté qué estaban construyendo in situ. Sin temor, me dijo que el Sr.
Hormiga iba a instalar su tienda de abarrotes. La respuesta me dejó frío, consternado,
estupefacto, porque “El piaje”, como
le denominan los indios de la comunidad, es un monumento histórico, una pieza
arqueológica que guarda una memoria histórica regional y nacional. De inmediato,
pensé que, en el asunto, podría existir un “conflicto de interés” entre el
Ayudante (con licencia) de la colonia Cuahtémoc y el
abarrotero en comento. Y sí, en efecto, el señor Hormiga es esposo
de la prima del ayudante (con licencia) José Juan Tlatelpa, quien es, ahora, candidato a la
Delegación política de Tetelcingo, por la planilla roja. El piaje debería resguardarse o mantenerse como un espacio cultural
o artístico y no destruirse o alterarse por intereses personales o comerciales.
El piaje habla de historia a través de
sus muros. Cuenta la palabra de los antiguos mosiehualte, que El piaje fue una
terminal para el transporte de carruajes antes del siglo XIX y la primera parte
del siglo XX. Esta afirmación de la historia oral tiene mucho sentido. Por tal
razón, el nombre de la avenida es: “Carretera
antigua México-Cuautla”. En otras palabras, significa que por esa
terminal pernoctaron grandes personajes de la historia, así como muchas
personas comunes. El piaje fue un
lugar de paso obligado para los viajeros que hacían la ruta México-Cuautla o a
la inversa. La historia oral cuenta que pernoctó, en este lugar, el militar, Felix
Calleja, el mismo que combatió las
fuerzas rebeldes comandadas por José María y Morelos y Pavón y que mandó quemar
el pueblo de Tetelcingo a principios del siglo XIX. Incluso, se sabe que
Morelos ordenó que algunos indios de Tetelcingo fueran sepultados en la Parroquia
de Santiago Apostol, porque el ataque al pueblo mosiehualte por las fuerzas realistas o del gobierno, permitió a
Morelos y sus huestes repeler el ataque ofensivo. Más tarde, durmió, también, en ese lugar, Benito Juárez, el mejor
gobernante de la historia de México, según el actual presidente de la república. Lo
mismo hicieron los zapatistas. Al respecto, dice Sotelo Inclán: “Teniendo a la vista el mapa tradicional y
queriendo saber lo que decían sus leyendas en idioma azteca, Emiliano mandó a
Franco al pueblo de Tetelcingo, cercano a Cuautla, donde se conserva aún el
idioma náhuatl, lo mismo que muchas costumbres indias.”[1] La ruta
era, necesariamente, la Carretera antigua México-Cuautla. Por lo anterior, El piaje debe conservarse como monumento
histórico, no debe permitirse que intereses personales o familiares de las autoridades
auxiliares destruyan parte de la identidad mosiehualte.
Más tarde, en la segunda mitad del siglo XX, El piaje fue un centro importante del Instituto lingüístico de Verano (I.L.V) y de Rubén Jaramillo. No obstante, ese monumento histórico funcionó hasta finales de la década de los noventa del siglo pasado, como casa-habitación del estadounidense “Don Brus”, como era llamado por los mosiehualte. El nombre formal del americano era: Brown Brush Vernie. Murió a finales de los noventa. En 1997 tuve la oportunidad de hacerle una entrevista. Para entonces, tenía la fama de ser uno de los mejores quiroprácticos de la región y sus consultas eran gratuitas. Además, cuentan los de antes, que Don Brus, puso sus recursos personales al servicio de la comunidad. En esa entrevista, Don Brus expuso: “llegué (de los Estados Unidos) en 1927. No vine como lingüístico sino como misionero. Yo andaba llevando el nuevo testamento y enseñando la palabra de Dios.”[2] Sin duda, Don Brus era uno de los sobrevivientes del I.L.V. Pero, al margen del papel político y religioso de esa institución americana en la comunidad indígena, destaca el hecho de que dicho instituto realizó importantes estudios científicos de la lengua mosiehualcupa o náhuatl. Esos estudios lingüísticos tienen, ahora, un valor invaluable. De igual forma, El piaje fue utilizado para las reuniones políticas del líder campesino Rubén Jaramillo, en los años cincuenta del siglo pasado. En dicho movimiento, los tetelcingas participaron sin reparo. Fueron indios jaramillistas. Por ello, en El piaje debería construirse una biblioteca pública que contenga todos los documentos relativos a la historia local y, por qué no, también nacional. Además, dicho sea de paso, El piaje estuvo a punto de ser expropiado por el municipio de Cuautla, a finales de los ochenta del siglo pasado, sin embargo, los mosiehualte de la colonia Cuauhtémoc, impidieron, mediante una movilización política, ´que esa medida abusiva se consumara. Por ello, el actual monumento es propiedad comunal de los mosiehualte. El que sea de la comunidad, no otorga ningún derecho a la autoridad auxiliar administrarlo bajo intereses personales. En suma, El piaje es un monumento histórico no sólo del siglo XIX, sino también del siglo XX y XXI.
En general, El piaje es un monumento histórico que
guarda una historia local, importante para la formación de las nuevas
generaciones. Las autoridades del Municipio y sus autoridades auxiliares
(ayudantes) deberían rescatar los
monumentos históricos, no destruirlos o afectarlos por intereses mercantiles.
Frente al hecho expuesto, ¿cuál es la voz de la comunidad de la colonia
Cuauhtémoc? ¿Los habitantes están de acuerdo en construir una tienda informal frente
a El piaje? ¿Cuál es la opinión del
Delegado político de Tetelcingo? ¿Cuál es la opinión de la regidora indígena de
la colonia Cuauhtémoc? Finalmente, no
olvidemos la sentencia: “un pueblo que no conoce su historia, es un pueblo
condenado a repetirla”.