El autor de la
municipalización de Tetelcingo
Ernesto Cera Tecla
Actualmente (abril de 2022), el proceso de municipalización del pueblo de
Tetelcingo está en la etapa de Consulta indígena previa ordenada por la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al Congreso del estado de Morelos y éste
al Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac).
Por tanto, sólo resta que el Impepac, haga su trabajo correspondiente para
ejecutar la Consulta en comento y a partir de ahí declarar al pueblo indígena:
MUNICIPIO LIBRE. Sobre este proceso de municipalización algunas personas o grupos
tetelcingas se adjudican la autoría; incluso, algunos “líderes” creen poseer un
derecho natural o divino para ocupar la presidencia por vez primera, por encima de un proceso
democrático, por encima de una elección del pueblo. Sin embargo, la historia
de la lucha política en Tetelcingo, nos dice otra cosa, refiere que
el actual proceso de municipalización es resultado de un proceso largo de
resistencia o lucha política del pueblo, no de la lucha de una persona o grupo
político.
La historia la hacen las clases sociales, no los hombres. En el siglo
XIX, Marx sostuvo que la “historia de toda sociedad, es la historia de la lucha
de clases.”[1] En efecto, las grandes transformaciones o cambios
importantes de una sociedad no las han hecho los “héroes”, como se ha querido
hacer saber durante mucho tiempo, sobre todo, durante el siglo XIX. Esta
historia o mejor dicho, IDEOLOGÍA, la crearon los nacionalistas en el siglo XIX,
para legitimar gobiernos, no para interpretar científicamente la sociedad. Hidalgo
y Morelos, hicieron un papel trascendente
en la historia del país, pero no son los autores de las transformaciones, sino
la LUCHA DE CLASE, es decir, la relación de fuerza o fricción entre dominantes
y dominados de la época. En este sentido, quien se atribuye la autoría del
proceso de municipalización (persona o grupo) de Tetelcingo está rayando en la
soberbia política, en la fantasía histórica, porque la historia no la hacen los
hombres, sino las lucha entre los poseedores y los desposeídos, entre ricos y pobres;
en Cuautla del siglo XVI, entre colonizados (mosiehualte) y colonizadores (Hernán
Cortés y demás encomenderos españoles); en Cuautla de 2022, entre neo-colonizadores
(grupos económicos y políticos de poder) y los neocolonizados (indios del
territorio de Tetelcingo). En suma, la Consulta indígena en Tetelcingo es resultado
de la historia local de la lucha de clases, no de un grupo o una persona.
El autogobierno y la defensa del territorio en Tetelcingo han sido
banderas enarboladas por verdaderos luchadores sociales, no por personas o grupos
con intereses mezquinos. Desde la Revolución suriana, se puede documentar que
los mosiehualte zapatistas refrendaron el territorio y el autogobierno. Estas
demandas las podemos encontrar en documentos de 1911, principalmente en la
solicitud que hicieran los mosiehulate revolucionarios que recuperaron los Títulos
primordiales o Reales cédulas, que amparan el territorio de Tetelcingo. Esta misma
historia de luchas de clases, entre quienes tienen y no tienen, la vamos a
encontrar durante todo el siglo XX. En distintos momentos de ese siglo, encontramos VERDADEROS
LÍDERES MOSIEHUALTE, honestos, que pelearon para defender el territorio y demandar
la autonomía del pueblo. Esos líderes verdaderos, nunca canjearon su dignidad por plazas de maestros indígenas, placas o
permisos para el transporte público, un cargo en el Cabildo de Cuautla, o un puesto
de dirección en la Casa del amo. La Consulta indígena y la municipalización sólo
serán posible, si seguimos los pasos de los luchadores sociales verdaderos, los
mosiehualte verdaderos. Y ¿quiénes son los mosiehualte verdaderos? Nos referimos, a Don Pioquinto Gadea, quien
solicitó los títulos primordiales, ante le Archivo General de la Nación, en 1911;
a los que demandaron la RESTITUCIÓN de tierras en 1919: Nicolás Balón, Antonio
Casasanero, Juan Gadea, José Zapotitla, Emanuel Pineda, Manuel Cherón,
Marcelino Cera…; a quienes volvieron a plantear la restitución de tierras en
1933; los que refrendaron el territorio, en 1958; a aquellos que participaron en
la lucha jaramillista, en los años cincuenta; a aquellos que replantearon la RESTITUCIÓN en 1965 y que terminó con la toma de las tierras del cacique Juan Barrales; a aquellos, que en los ochenta se rebelaron contra el proyecto de aeropuerto; hasta terminar en 1990, a aquellos mosiehualte que intentaron
rescatar el predio que hoy ocupa la Infonavit del Ingenio de Casasano. En estos
movimientos sociales verdaderos, no estuvieron quienes hoy se autoadjudican el
estado de municipalización de Tetelcingo. En cambio, los líderes “verdaderos”,
los que dieron su vida al pueblo de Tetelcingo, están en la memoria colectiva,
porque dieron su vida a cambio de nada, encarnaron el principio “para ellos todo,
para nosotros, nada”: Don Santiago Baizano, Martín Mendez, Don Juan Tenango, Don Pablo Campos, Don Alfonso Cera... En fin, el autor de la municipalización será la lucha entre los indios y no indios del territorio de Tetelcingo y los grupos de poder de Cuautla; no será resultado de la voluntad de una persona o grupo político, mucho menos de aquellos seudolíderes o seudorepresentantes populares que tienen intereses mezquinos. La municipalización será verdadera,
siempre y cuando, los mosiehualte caminemos por la
honestidad, la humildad, al margen de intereses personales y de grupo. La municipalización IYA.
Por lo anterior, exhortamos a los mosiehualte a reorganizarse, a realizar foros, a exigir a los representantes indígenas que se definan si están a favor de sus hermanos indios o a favor de los amos de Cuautla. Exhortamos a los mosiehualte a que donde quiera que estén, hablen, platiquen sobre la necesidad de que los indios de Tetelcingo, así como los demás habitantes de su territorio, deben ser libres, deben dejar la sujeción de los malos y corruptos gobernantes y empresarios de Cuautla. Exhortamos a los hombres y mujeres, indígenas y no indígenas, a que construyamos un mundo que merecemos, un mundo igual, pero diferente, un mundo donde quepamos todos; un mundo donde valga más el que menos tiene, no el que tiene; un mundo en donde se aplique la justicia no solamente legal, sino sobre todo la justicia social. Exhortamos, pues, a formar un pensamiento único, pero diferente, para que la Consulta indígena previa a la municipalización se lleve a cabo sin contratiempo y que tenga un buen resultado, una realización de una nueva esperanza. Exhortamos al inicio de una reorganización política (abierta y transparente) para conseguir (por la fuerza, si es necesario), la municipalización tetelcinga. HONREMOS LA MEMORIA DE NUESTROS MUERTOS VERDADEROS. Ma te cunico, muosque sa sie sente.
[1]
Marx y Engels. Manifiesto comunista. Edición del centenario. Chile, 1948.
Consultado el 29 de abril de 2022 de https://bit.ly/3KqVG71