miércoles, 4 de agosto de 2021

 

Los mosiehualte de Tetelcingo (Morelos) en la historia regional

(Parte II)

                                                             Ernesto Cera Tecla[1]

 

Ahora bien, el proceso  histórico regional y local (Estado de Morelos), dominación y control político, condicionó tres tipos de relaciones sociales en la época colonial: a) relaciones interétnicas: relaciones internas de los grupos étnicos; b)relaciones intraétnicas: relaciones sociales entre grupos étnicos, y c) relaciones con conflicto interétnico: relaciones sociales entre españoles y grupos étnicos. Con base al proceso histórico regional y local se puede decir que en el contexto del conflicto interétnico, los mosiehualte, nombraron quixtiono “ratero” al español o extranjero y Xenula “señora” a la española o extranjera. En las relaciones interétnicas, los mosiehualte llamaron tlotlocatsi “hombrecito” y sohuotl  “mujer” a los integrantes de cualquier etnia distinta a la de los mosiehualte.

 

Quixtiono en Telcingo (Morelos) y quixtiano en otros pueblos náhuas como Cuetzalan y Hueyapan Puebla, tendrían su origen en la palabra cristiano de la lengua de castilla (Cfr. Kartunnen y Lockhart, 1976). Lo que hace suponer que quixtiono en el mosiehualcupa de Tetelcingo (Morelos) es un préstamo integrado del español. Localmente cristiano en castilla o cristiono en mosiehualcupa  tiene un significado religioso, designa un individuo que lee la Biblia. El término adyacente a cristiano es católico que designa al individuo que práctica la religión mosiehuale (religión de rasgos cristianos y con la peculiaridad que los mosiehuale no leen la Biblia).  Con base en datos locales, sostengo la hipótesis de que quixtiono es una reacción del significado de cristiano. Quixtiono en mosiehualcupa tiene un significado histórico y cultural. Cuando se dice quixtiono no se está refiriendo en ningún momento a alguien que profesa el cristianismo, sino a una persona que no pertenece a ninguna etnia originaria. El significado asociado a la historia regional es lo que permite plantear que quixtiono o quixtiano provendría del verbo robar.  Xenula “española/mestiza”. Xenula cunetsi  “hijas descendientes del quixtiono y la xenula”. Xenula es préstamo integrado de señora. La xenula es ridiculizada en las prácticas religiosas (danzas: gañanes, santiagueros...) como la esposa del hacendado y es quemada simbólicamente (torito). Recordemos que gañanes (mosiehualte) y  hacendados eran desde mediados del siglo XVI, dos grupos sociales distintos. De xenula proviene la palabra ofensiva cuajxixinula “española/mestiza, alta, flaca, larga (agresión con fuerza entre la etnia).

 

La máxima expresión artística de la ironía mosiehuale hacia los españoles se escenifica el último viernes del mes de octubre, la fiesta grande del pueblo,   en la parte: “Los Gañanes” o peones como se entendía en el umbral del sistema hacendario  regional del siglo XVI hasta las primeras dos décadas del siglo  XX. Hoy en día, gañan significa un personaje que está a disposición de los mosiehuale  para ser representado en la fiesta, y así recordar el pasado e ironizar las relaciones de dominación de antaño.  Los gañanes es el nombre de la danza donde se ironiza las relaciones de dominación -desde la colonia- entre el mestizo y el indio. Los actores en la escena “los gañanes”: a. Xenula-tlacualera “la que lleva los tacos”. b. Gañan “el que lleva una garrocha” y va trazando el surco durante la danza. c. Gañanes de cobija “los aguadores”, los que llevan el ocumetl “tinajita (con mezcal)” simulando que reparten agua. d. Gañanes pequeños (niños) con garrochita “los que ya grandes, también trazarían el surco”. e. Los operadores de la caña. f. El Tlajquehue “el capitán”, el que lleva el chereyu “látigo”. g. Los deslindadores de la tierra. h. El muoyeso “el responsable de la danza”. Algunas expresiones de sentido étnico durante la danza son:  Capitán: ¡¡Trabajando mixenula¡¡ ¡trabajando mixenula!. Le ordena el capitán -mientras van danzando con la música del violín en la calle y entre la multitud- al gañan vestido de xenula, al mismo tiempo que golpea con el cuitlaxtle “látigo de cuero”  los pies de la xenula. Después de castigar a la xenula, el capitán se desplaza y también golpea al gañan  que va trazando el surco y a los aguadores que quieren salirse del cuadro que delimitan los deslindadores de tierras. Gañanes: ¡¡Otro chiquito!! ¡otro cachito! (más música para continuar la ironía). Le gritan al que toca el violín.

 

En el escenario los actores son españoles (mandos) e indios (gañanes y gañancitos que trazan los surcos).  El papel más importante es del capitán, no cualquiera aspira a ser capitán. Ser capitán significa tener el poder en la escena para hacer la mejor ironía a los españoles. Los actores son centro de atención y diversión de los mosiehuale. No es rara la ironía de los mosiehuale hacia los mestizos en la región. En otras latitudes como en  Nicaragua, en la dominación colonial,  los hablantes de alguna variante del mexicano crearon una obra de teatro similar a los gañanes: El Güegüense o Macho Ratón[2] -escrita en lengua náhuatl- donde ironizan a las autoridades cañeras regionales: españoles, criollos y mestizos. Ejemplo: mestizos Vs. Indios

                                                                                                                                                   Alguacil Mayor [mestizo] : Ah Güegüense, ya estamos en el paraje.

Güegüense [Indio]: Ya estamos con el coraje.

Alguacil Mayor: En el paraje.

Güegüense: En el obraje.

 

Después de las ilustraciones que materializan las prácticas simbólicas y culturales a nivel local y regional, volvamos a las relaciones interétnicas. No obstante, con la  llegada constante de extranjeros a la sociedad colonial  del siglo XVII al XVIII, se produjo una resemantización de las categorías sociales.  Los extranjeros que llegaron después de la destrucción de Tenochtitlan, fueron denominados cachopinte[3] “extranjeros” por los mosiehuale. En los criollos y mestizos se perpetuó la categoría quixtiono, pues ambos mantenían mayor contacto social con la diversidad étnica, y tanto la actitud social  como  sus posiciones ideológicas  hacia los indios no eran distintas a las  asumidas por  los primeros invasores extranjeros .

                                                                                                                                                    

El nombre de la lengua de las tres etnias: mosiehualcupa, sustituyó al nombre de la etnia por filiación. Así, las tres diferentes etnias que poblaron Tetelcingo se autodenominaron mosiehuale. Por tanto, el “axioma histórico”  de  historiadores y etnohistoriadores  que postulan maasehuali o mosiehuale, como elemento conceptual de análisis en  procesos de estratificación social en mesoamérica prehispánica:  “la sociedad indígena... a fines del siglo XVI estaba dividida en dos grupos: [pillis  y los  macehuales]”[4], requiere una revisión histórica  para su traducción.

 

Ahora bien, maasehuali o mosiehuale, se refiere a la identidad  de los tlahuicas-xuchimilcas -chalcas, y actualmente el nombre de la lengua se denomina por los propios mosiehualte como mosiehualcupa y no náhuatl o mexicano. Al respecto, Alonso de Zorita escribió en el siglo XVI, “en la lengua de Anahuac  [mosiehualcupa  ]  la dança o bayle tiene dos nombres: el uno es maçeualiztli, y el otro metotiliztli. Este postrero quiere propiamente dezir bayle de regoçijo con que toman placer, y quando dançan dizen notolilo, que quiere dezir baylan o dançan. El segundo y principal nonbre es maçeualiztli, que propiamente quiere dezir mereçimiento, porque maçehualo, quiere dezir mereçer, y tenían este bayle por obra meritoria. Deste verbo viene su compuesto tlamaçeualo, por hazer penitençia, y estos bayles eran hechos en las fiestas prinçipales y en las particulares de sus ydolos, en las plaças, alabandolos con los meneos que hazian con el cuerpo y con la cabeca y con los bracos y los pies, le llamaban maçeualistli,  que es penitençia y mereçimiento o confision, porque en su coraçon llamavan a sus dioses y les ofreçian aquellos bayles y meneos que hazian, y por esto le llamavan confision de meresçimiento... [5]

Retomando a Zorita, mosiehuale  tendría un sentido de identidad étnica. El término provendría del verbo macehualo o mosiehualo “merecer”. El uso de mosiehuale  en textos orales del ámbito religioso, filosófico y poético entre los mosiehualte lo fundamenta:

“1. Mache kuale umochihuas                                1. Haber si se puede hacer

2. mache kuale umotequepanus                           2. haber si se puede cumplir

3. bel kuale icnopelutl                                       3. tiene buena suerte el muchacho aquí en el mundo

4. bel kuale mosiehuale.                                       4. aquí está su muy buen destino.

5. Bel kuale ijnopelutl                                   5. Tal vez, es la buena suerte de nuestro padre (Dios)

6. bel kuale mosiehuale                              6.  tal vez , es  quien nos dió  nuestro , muy buen destino

7. mache kuale umochihuas                          7. Por eso,  haber si se puede hacer

8. mache kuale umotequepanus                    8. haber si se puede cumplir

9. Isonto sobrodo tunale                                 9. Llegará el día para hacer la fiesta

10. bele ijnopelutl, bele mosiehuale                10. pues hay buena suerte y buen destino

11. oxo neco tsintle, ica neco tsintle  11.ahora están presentes los diositos, aquí están los diositos  

12 ay rius to tie bieye riuse                              12. ¡hay Dios! son tan grandes nuestros dioses.”[6]

 

Empero, ante el proceso de interrupción histórica de mesoamérica  en los siglos XVI, XVII y XVIII, la palabra mosiehual  dejó de significar merecimiento  como significa en el discurso ritual. Mas bien el significado de  mosiehuale se resemantizó, es decir, pasó a sifgnificar un estereotipo y posición social. Mosiehuale sería equivalente a indio, minoría étnica entre otros estereotipos.

 

En síntesis, el proceso de colonización del siglo XVI al XVIII, tuvo las siguientes características:

                                                                                                                                                   a) Dominación colonial-sociedad racial.

b) Españoles colonizadores Vs. indios (mosiehualte) colonizados.                                        

c) Relaciones sociales con conflicto interétnico: españoles y grupos étnicos. 

                                                                                                                                                   d) Lengua de conquista (castellano) Vs.  lengua conquistada (mosiehualcupa).

 

Preludio para que las categorías de identidad étnica (mosiehual, tlotlocatsi “indio de otra etnia distinta a los mosiehual”),  tomaran su lugar en las relaciones sociales cotidianas entre la sociedad india y la naciente mayoría nacional del siglo XIX al XXI.  

 



[1] Dr. En Ciencias sociales, con especialidad en antropología social, por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS-Occidente. Maestro en Lingüística indoamericana, por el CIESAS-México; maestro de educación primaria, por la Escuela Normal Rural “Lázaro Cárdenas del Río” de Tenería estado de México y Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México.  

[2] ANÓNIMO. El Güegüense o Macho Ratón, Texto (al español) de Emilio Alvarez ejarza. Edición de Jorge Eduardo Arellano. UCA, 1975.

[3] Hipótesis etimológica en mosiehualcupa: Cachopin provendría  del sustantivo Cactle  “huarache” y del verbo Tsopine “picar”. La raíz del sustantivo Cac se adherió a la raíz verbal tsopin : cac+tsopin. Al castellanizarse el primer fonema del sustantivo, consonante velar sorda   k , se sonorizó y se hizo G.  Gachupin significa  “el que pica  con las espuelas de los zapatos ”.   Sin embargo, el significado social regional de gachupin  se refiere al extranjero actual  sin mestizaje (norteamericano, europeo). 

[4] OLIVERA, Mercedes. op. cit., P. 162. También  Carrasco Pedro (1982). Op. cit.   Cfr. Flores y Amith, 1988.

[5] Alonso de Zorita. Historia de la Nueva España S. XVI, en: Colección de libros y documentos referentes a la historia de América, t. IX, Madrid 1909, P. 316. Cursivas y subrayado mío.

[6] Extracto de un discurso ritual llamado tlapohua “rezar”.  Responsable del discurso: Maltinatzi Bobadillo Parás. Registro-transcripción y  traducción al español: Ernesto Cera Tecla. Invierno de 1995.

martes, 3 de agosto de 2021

 

Los mosiehualte de Tetelcingo (Morelos) en la historia regional

(Parte I)

                                                                        Ernesto Cera Tecla[1]

Los mosiehuale son descendientes de Tlalocelotl (Jaguar de tierra). Tlalocelotl fue el primer       tahtle (jefe) que pobló las tierras de Tetelcingo[2] (Morelos) en la época prehispánica. Gutiérrez de Lievana escribió en el siglo XVI: “La estancia  Tetelcingo, que es la sétima de     esta villa, tiene  por la parte del Oriente un poco el medio día. Esta una legua de esta villa (Huaxtepec): dicen averse llamado asi, porque el que pobló la dicha estancia, se llamaba Tlalocelotl y traia por ydolo una figura de mujer que le llamaban ixpuchit y porque tienen un cerrillo alli junto del pueblo [Topistlan], le llamaron Tetelcingo, que es tanto como montón de tierra... y las lenguas que al presente se hablan dicen que le llaman mexicana aunque es algo tosca y difieren en algunos vocablos pero en lo general es mexicana”.[3]  El origen étnico del jefe tlalocelotl  y sus descendientes -dice Florencia Muller- era de filiación tlahuica, porque “los Tlahuicas,  según Tezozomoc, llegaron mucho después del arribo de los xochimilcas, y penetraron al valle de Morelos un poco antes que los  mexicas. Además, según Durán, Tepoztlán ya era de filiación Xochimilca a la llegada de los Tlahuicas.”[4]  De manera que “...el Estado de Morelos comprendía en el siglo XVI pueblos de filiación tlahuica y xochimilca, que en la matricula de tributos formaban las dos provincias de Cuauhnahuac y Huaxtepec. La segunda incluía señoríos distintos... había en ellas estancias de los tres señores de Tenochtitlan, Tezcoco y Tlacopan. “[5] 

 

Así mismo, los documentos: “Matrícula de tributos”, “Testimonios... por Hernán Cortés” y “Descripción de Guastepeque”  del siglo XVI, registran a Tetelcingo como estancia del pueblo de Xuchimilcatsincu, pueblo  recabador de  tributos de los  grupos étnicos, xuchimilca y tlahuica,  asentados en la comarca del señorío de Huaxtepec. El tributo recogido por Huaxtepec se debía a su sujeción política al gobierno confederado  de Tenochtitlan-Tlacopan-Texcoco. La estancia o barrio de Tetelcingo,  refería hasta antes de la invasión española al tlaxilacalli, “lugar de residencia que podía tener habitantes de diferente origen étnico.”[6]              

 

De manera general, Tetelcingo puede interpretarse en dos momentos, cada uno con sus distintas fases: por un lado, antes de la resistencia india en Tenochtitlan-Tlacopan-Texcoco (1519), y la otra, posterior a la destrucción de Tenochtitlan, Huaxtepec y Xuchimilcatsincu (1529). En el primer periodo, antes de la resistencia india en Tenochtitlan, Tetelcingo estaba habitado por los hombres jaguares de tierra de filiación tlahuica, quienes arribaron -bajo el mando del señor Tlalocelotl- a las tierras de Tetelcingo. “Estos tlahuicas  son los que están poblados en estas tierras calientes, y son nahuas, de la lengua mexicana. Y están poblados hacia medio día... [oriente] sus defectos son que andan con flores en las manos.” [7]     Sin embargo, los xuchimilcas llegaron antes que los tlahuicas de Tetelcingo y  fueron quienes ocuparon  las mejores tierras para el cultivo, “Ojos de agua” o manantiales y nichos para cría de animales domésticos.  Fray Diego Durán acota, “...el pueblo que llegó primero y fue a poblar la región del sur del Valle de México, fueron los xuchimilcas... “[8] Estos xuchimilcas llamaron Xuchimilcatsincu a su pueblo, “porque los naturales tenían antiguamente un ídolo de figura de mujer la cual tenían puesta sobre un ojo de agua que tienen en medio del pueblo grande, del agua donde el ídolo se bañaba y del mesmo ídolo mujer que llamaban Xuchimulcatzingo, se quedó el nombre al pueblo,” [9] posterior a su asentamiento se expandieron al Valle de Morelos, hacia el oriente y el sur. Mientras, los hombres jaguares, tlahuicas, por su arribo tardío, poblaron las tierras adjuntas a Xuchimilcatsincu, tierras agrícolas de “temporal”, tierras sin manantiales de agua para el cultivo.

 

En el segundo período, después de la destrucción de Tenochtitlan, Huaxtepec y Xuchimilcatsincu, la realidad histórica mosiehualte se manifestó en dos procesos sociohistóricos globales:

 

                a. Proceso de colonización siglos XVI-XVIII.

                b. Proceso de neocolonización siglos XIX-XX.

 

a.  Proceso de colonización siglos XVI-XVIII

El proceso de colonización de las primeras décadas del siglo XVI hasta finales del XVIII, desfiguró las antiguas demarcaciones territoriales, culturales y lingüísticas que  definían y delimitaban a la diversidad  étnica hasta antes de la destrucción de Tenochtitlan, Huaxtepec y Xuchimilcatsincu. Los grupos étnicos, culturales y lingüísticos fueron violentados y usurpados, alterados y desfigurados, borrados o desaparecidos, a consecuencia de invasiones a sus tierras agrícolas ancestrales,  persecuciones y asesinatos políticos perpetrados por los españoles, quienes después  radicarían en el pueblo de  Cuautla. Las prácticas de despojo y destrucción, violencia  y  genocidio a mediados del siglo XVI hasta finales del XVIII,  tuvo nombre: El Marquesado del Valle. El 6 de julio de 1529, Cortés recibió del emperador Carlos V el título de Marqués del Valle de Oaxaca y una donación de veintiún Villas “con sus términos y vasallos, y jurisdicción civil y criminal... y montes y prados y pastos, y aguas corrientes, estantes y manantes [manantiales] .”[10]  Entre las veintiún Villas del Marquesado se encontraba la “jurisdicción de Cuernavaca, comprendiendo Guastepec, Yecapixtla y otras villas, con una extensión de 4 100 Km. cuadrados.” [11] El Marquesado del Valle, el territorio de Huaxtepec (Guastepec), comprendidos Tetelcingo y Xuchimilcatsincu, fue usurpado por el poder político-militar de Gordián Casasano. Uno de los primeros propietarios de un molino de caña instalado dentro del ancestral territorio tlahuica/xuchimilca. Gordián Casasano, fue uno de los mayores depositarios: “2060 ducados...[al Marquesado] propietario de una plantación azucarera cerca de Cuautla Amilpas que fue una de las primeras de la Nueva España, a la vez que ocupante de importantes cargos gubernamentales y funcionario del  Marquesado.”[12]

               

Ante el proceso de interrupción histórica de la región étnica tlahuica-xuchimilca, esto es, destrucción por invasión y luego sometimiento-explotación por dominación, se obligó a los sobrevivientes xuchimilcas a huir, por un lado, al sureste o pueblo de Xochitengo, y por otro,  al noreste y “unirse a los de Tetelcingo”.[13] A esta  práctica de alianza se sumaron los chalcas de Chimalhuacán. Según Plancarte y Navarrete, “muchos chalcas de Chimalhuacan a raíz de la conquista, se refugiaron en Tetelcingo para no tener que mezclarse con los españoles que habían fundado la Villa de Ozumba.”[14]

               

En este sentido, a finales del siglo XVI, Tetelcingo era habitado por tlahuicas, xuchimilcas y chalcas,  etnias de habla mosiehualcupa y parecidas prácticas sociales, culturales y religiosas. Hablantes  de  la lengua  que  describió   Antonio  de Ciudad   Real: “los   indios de aquel pueblo y los demás de aquella guardianía [Cuaunahuac y Huaxtepec]  hablan la lengua mexicana, aunque no tan cortada [a manera de hipótesis considero que la palabra  cortada  está referida al segmento glotal  distintivo de algunas variantes del  náhuatl como  por ejemplo, la de Tezcoco, Xochimilco... En el mosiehualcupa   y otras variantes de la región de Morelos, la glotal no es distintivo] como en México...”[15]

               

Los grupos étnicos que huían, por ejemplo los xuchimilcas de Xuchimilcatsincu, eran pueblos expulsados con violencia por el hecho de ocupar las mejores tierras agrícolas y zonas geográficas. Los motivos de guerra  entre españoles y grupos étnicos, eran: usurpación de tierras en unos y defensa de tierras en otros. Sin embargo, la destrucción de Tenochtitlan, luego Huaxtepec, minimizó la fuerza político-militar de Xuchimilcatsincu, en consecuencia,  fueron conducidos al ostracismo de la historia incierta. La derrota militar obligó a  los xuchimilcas huir a otros pueblos o estancias donde la agresión militar española era menor. 

 

Los pueblos o estancias receptores de pueblos en huída, por ejemplo, la estancia de Tetelcingo,  sólo contaba con tierras agrícolas de “temporal”,  poco atractivo para las nacientes haciendas azucareras de la región. En estos tipos de pueblos el gobierno colonial realizó una reorientación política, reconcentró a las poblaciones sobrevivientes de las guerras -no declaradas- “para  el mejor control político, económico y religioso de la región.”[16]  Tácitamente,  “al congregarlos, formaron la república de indios (cerca de donde) se localizaban las haciendas más prósperas de la región.”[17] De esta manera Tetelcingo, en la dominación colonial, era Cabecera y República de Indios   -así escribió Joseph Antonio de Villaseñor-  “...a diftançia de una legua fe halla el Pueblo de Tetelzingo, fituado al Norte, es Cabezera y República de Indios, con dofçientos, y çincuenta familias del Idioma Mexicano, adminiftrados por Religiosos Dominicos de la Doctrina de la cabezera...[18]

               

Vemos que la continuidad de la violencia, dominación y sojuzgamiento de aquellos colonizadores hacia los indios colonizados del siglo XVI al  XVIII dispersó y debilitó a los grupos étnicos, pero también condujo a la unificación y fortalecimiento de sus organizaciones sociales basada en su identidad histórica. Los grupos locales cohesionados por filiación étnica (tlahuica, xuchimilca, chalca) y lingüística, adoptaron el nombre de maasehuali (en la variante del náhuatl clásico) o mosiehuale (en la variante del mosiehualcupa  de Tetelcingo) que permitió la continuidad de su filiación étnica. La redenominación étnica los  fortaleció como grupo étnico  -y no como subgrupo por filiación- para enfrentarse a los invasores  españoles.

               

Después del sometimiento, los españoles se concentraron en las cabeceras metrópolis, por ejemplo la de  Cuautla (Morelos), donde radicaban “el Alcalde Mayor, con el Gobernador y demás oficiales de la República de Indios, y en ella viven treinta y seis familias de Españoles, sesenta de Mestizos, cuarenta de Mulatos y doscientas de Indios... los Indios habitan en la mitad de la población divididos en tres Barrios, y los españoles y demás calidades en la otra mitad... no tienen los indios mezcla alguna con las otras Naciones, y estas sólo transitan a modo de paso a los tres Barrios, por la amenidad de su territorio...”[19]  

 

Otros españoles de la región, habitaban el antiguo pueblo de los xuchimilcas, Xuchimilcatsincu: “...al noroeste, está el Ingenio de hacer azúcar, intitulado San Pedro Mártir, con un suntuoso Templo y muchas casas, en las que viven cerca de cuarenta  familias de españoles,... y también crecido número de indios gañanes que sirven en ella.”[20] En número de familias, la localidad tenía la siguiente población: setenta y seis españoles, sesenta mestizos, cuarenta mulatos y más de trescientos indios. Particularmente, la población de Tetelcingo en el gobierno colonial, era de “914“[21] hablantes monolingües del mosiehualcupa.

 

Para comentarios:

ceraernesto@gmail.com

ectecla@comunidad.unam.mx



[1] Dr. En Ciencias sociales, con especialidad en antropología social, por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS-Occidente. Maestro en Lingüística indoamericana, por el CIESAS-México; maestro de educación primaria, por la Escuela Normal Rural “Lázaro Cárdenas del Río” de Tenería estado de México y Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México.   

[2] Tetelcingo significa “atrás del montículo” (atrás del cerrito de Topiztlán).  La palabra  está formada por la raíz  Tetel de Tetele “montón de piedras” (tejtetla, en la variante mosiehual de Tetelcingo),  y el  locativo  cingo  de  tsinco “atrás ”.  El significado del topónimo Tetelcingo, también está sustentado  en fuentes históricas de finales del  siglo XVI, como el de Gutiérrez de Leviana. 

[3] GUTIÉRREZ de Leviana Juan. “Descripción del guastepeque por el alcalde mayor Juan Gutiérrez de Lievana”, 24 de septiembre de 1580, en: Juan Palacios Enrique. Huaxtepec y sus reliquias arqueológicas, SEP, 1930. P. 35.  Subrayado mío.

[4] MULLER, Florencia. Historia antigua del  Valle de Morelos, INAH, México 1949. P. 27.

[5] CARRASCO, Pedro.  “Estratificación social indígena en Morelos durante el siglo XVI”, en:  CARRASCO, Pedro, BRODA  Johana,  et. al. Estratificación social en la mesoamérica prehispánica, 2ª ed., INAH/ SEP, México 1982. P. 102.

[6] OLIVERA, Mercedes. Pillis y macehuales, CIESAS, México 1978. P. 142. Aún cuando es complicado y polémico saber cuál era la organización social en la época prehispánica,  según mis datos históricos,  había la siguiente organización social jerarquica:  1) tlaxilacale “barrio (Tetelcingo),  2) altepetl pueblo (Xuchimilcatsincu)  3) tlojtecayotl “capital” (Huastepec). Tetelcingo pertenecía a Xuchimilcatsincu y éste a Huaxtepec. Huaxtepec tributaba a Tenochtitlan. Ver mapa uno. Existen otros autores que también  han abordado la discusión del Tlaxilacalli.  Por ejemplo, Cfr. Lockhart, 1992,

[7] Fray Bernardino de Sahagún.  Historia general de las cosas de la Nueva España,  Nueva España, t. II, México 1946,  Pp. 301-302.

[8] DURÁN, Diego. Historia de las Indias de Nueva España  e Islas de tierra firme,  José F. Ramírez, t. I, México 1867, P. 10.

[9] GUTIÉRREZ  de Liévana  Juan.  op. cit,  P. 35.

[10] GARCÍA, Martínez Bernardo. El marquesado del Valle-tres siglos de régimen señorial en Nueva España, 1ª ed., El Colegio de México, Nueva Serie 5, México 1969,  P. 51.

[11] SOTELO, Inclán Jesús. Raíz y razón de Zapata, Comisión Federal de Electricidad, México 1970,  P. 44. Subrayado  mío.

[12] BARRETT, Ward. La hacienda azucarera de los Marquesados del Valle (1535-1910), Siglo XXI, México 1977. P. 255.

[13] Cédula del Virrey Conde Monte Rey, Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, de 5 de julio de 1603.

[14] PLANCARTE y Navarrete Francisco. Apuntes para la Geografía del Estado de Morelos, Imprenta de Tepoztlán, 1909. P. 39.

[15] DE LA CIUDAD  REAL, Antonio. Tratado curioso y docto de las grandezas de la Nueva España (1585), UNAM/I.I.H., t. I, México 1976. P. 123.

[16] Olivera, Mercedes. Op. cit. , P. 146.

[17] Ibídem. , P. 148.

[18] VILLASEÑOR y Sánchez, Joseph Antonio. Theatro americano, Imprenta de la viuda de D. Joseph Bernardo de Hogal, Calle de las Capuchinas , año 1746, edición facsimilar de Editora Nacional, t. I, México 1952, P. 193.

[19] Joseph Antonio de Villaseñor. Op. cit., P. 109. Subrayado mío.

[20] Ibídem. P. 109. Subrayado mío.

[21] SHERBUNE, F. Cook y WOODROW Borah. Ensayos sobre historia de la población México y California, S. XXI, América Nuestra, México 1980. P. 26.