Ética
a mi hija Héloïse-Malintzin
[ I ]
Teteltzincu,
Altepetl de Huaxtepiec, día 3 xuchetl, año 7 calle.
Cente omatl Héloïse-Malintzin Xiela Sauquet:
Inu tli quepea nemilistle
(Carta primera
a Héloïse-Malintzin Cera Sauquet: Del sentido de la vida)
Héloïse-Malintzin:
Que tu
amanecer sea esplendoroso.
Malintzin,
debes saber que los mosiehualte tetelcingas
más antiguos y los de más antes, también decían que niños, jóvenes y viejos
deben pensar la vida y vivir el pensamiento para la alegría del corazón. Luego
entonces, espero que tu noble corazón reciba con encanto esta primera enseñanza
sobre el sentido de la vida humana.
Malintzin,
no dejes de pensar que la mayor parte de los malestares de la humanidad derivan
del hecho de que los hombres, sobre todo aquellos que tienen el poder y poseen
la riqueza, nunca se preguntan respecto al significado de su existencia. Viven
esclavizados a sus pulsiones y a sus necesidades materiales. Esos hombres no se
preguntan: ¿Por qué estamos aquí en la tierra? ¿Tenemos cada uno alguna cosa
particular a realizar? ¿Tenemos un destino que cumplir? ¿Podemos tener una
felicidad verdadera y durable? ¿Cómo alimentar nuestro corazón y nuestro
cuerpo? ¿Somos juguete de nuestros instintos y nuestra educación o podemos
adquirir una verdadera libertad? ¡Eh! Aquí las preguntas que debes hacerte.
Malintzi,
Xuchequetzalli (hermosa Flor), no olvides que tienes un gran tesoro al interior
de ti mismo: la claridad de tu espíritu te puede liberar y la bondad de tu
corazón te puede alegrar. Evita llevar una existencia parecida a la de los
animales, encadenada a sus instintos y sus preocupaciones materiales de la
vida. No seas la niña o mujer que no sabe que es niña o mujer.
Recuerda
que:
La
vida es un viaje. Como los pájaros, cierto día, debes dejar el nido de tu
infancia para volar con tus propias alas. Irás a descubrir el amor y, quizá, a
formar una familia. Aprenderás un oficio o una profesión, para realizarte en un
trabajo y satisfacer tus necesidades materiales. Todo esto es correcto. Pero no
es suficiente. A lo largo del viaje de la vida encontrarás obstáculos. La
enfermedad puede sorprenderte, tu amor puede eclipsarse; tus próximos pueden
morir, nunca estarás segura de tu existencia. Te enfrentarás a la dificultad de
amar, a la angustia de encontrar un trabajo. Puedes quedar atrapada en tus
contradicciones interiores, en tus miedos, tu ira, frustración, celos y
desencantos. Al final, te darás cuenta que debes aprender a vivir. A vivir
plenamente, con los ojos abiertos, con conciencia y cuidado. Que debes vivir
con la capacidad de saber escoger a las buenas personas para compartir tu
cotidianidad, evitando cometer los mismos errores del pasado, dándote los
medios de ser verdaderamente tú misma. Todo esto se aprende con el tiempo y la
experiencia. Pero es infinitamente importante que utilices la máxima claridad
de tu corazón, tu alma, tu espíritu, para que te guíe en el camino correcto de
la vida.
Héloïse-Malintzin,
escucha con atención la historia de una mujer con su hijo en los brazos, en el
Cerrito de Topiztlán, Tetelcingo, Morelos, México. Un primero de enero, a las
doce de la noche, una mujer y su hijo en brazos pasaban frente a ese cerrito y
escuchó una voz misteriosa que le dijo: “Entra y toma todo lo que quieras.
Sólo recuerda una cosa: cuando estés afuera, una puerta cerrará para siempre.
Aprovecha la oportunidad, pero no olvides lo más importante.” La mujer
entró al cerrito y descubrió un fabuloso tesoro. Fascinada por el oro, los
diamantes y las joyas, puso a su hijo en el suelo y tomó todo lo que pudo. Soñó
todo lo que podía hacer con esa riqueza. La voz misteriosa le dijo: “El
tiempo se acabó, no olvides lo más importante”. Después de estas palabras,
la mujer tomó todo el oro y las piedras preciosas que pudo y corrió para
salir, detrás de ella, la puerta se cerró para siempre. Afuera, la mujer
comenzó a admirar su tesoro. De repente, se acordó de su hijo que había
olvidado al interior del Cerrito.
Malintzin,
nunca dejes para la memoria que muchos seres humanos olvidan lo esencial de su
vida por cosas materiales y olvidan la vivencia de las experiencias
más importantes como: el amor, la amistad, la actividad creativa o la
contemplación de la belleza del mundo. Esos hombres que olvidan lo esencial no
son bestias ni malvados, sino ignorantes. Ignorantes de eso que la vida puede
darnos. ¡Y eso no cuesta nada! Lo superficial es caro y lo esencial es
gratuito.
Dicen
los de la palabra antigua que debes aprender a caminar tu camino, ese que es
bueno para ti, ese que te está destinado y que alegrará tu corazón. Conviértete
en eso que eres. Haz sólo eso que puedes hacer. Debes ser la voz de tu corazón.
Recuerda
que los mosiehualte de muy antes, también
decían que nuestro mundo actual está atrapado en el delirio de siempre más, de
la acumulación de la riqueza, pero que el hombre tiene necesidad de pocas cosas
para ser feliz. Lo esencial de su felicidad nada tiene que ver con la posesión,
sino con la paz del alma, con la alegría del corazón. Escucha la historia
de un mosiehual sembrador de maíz que
descansaba al lado de su milpa. El campesino disfrutaba la felicidad de su ser.
Entonces, un hombre rico pasó y le dijo que se pusiera a trabajar:
-¿Para qué?-
Respondió el campesino.
-Para
ganar dinero-Agregó el hombre rico.
-¿Y Para
qué?
-Para
hacer una casa bonita.
-¿Y
luego?
-Para
poner un negocio con tus hijos.
-¿Y
después?
-Después,
estarás tranquilo y feliz de poder descansar.
-Eso es
lo que hago ya-Remató el campesino mosiehual.
Malintzin,
no olvides que mientras busques en el exterior, en los objetos o personas, tu
felicidad siempre será frágil e inestable. Primero, porque es difícil tener
todo lo que queremos; segundo, porque las cosas exteriores están sometidas a la
ley universal de la inestabilidad y tercero, porque nunca encontrarás reposo en
los deseos exteriores y objetos materiales.
Por
último, Héloïse-Malintzin, no pierdas de vista que la ambición que debe guiar
tu vida, es el de desarrollo de ti mismo. Debes transformarte para encontrar un
estado de paz interior, de alegría de tu corazón, de serenidad, que nadie podrá
quitarte. Debes ser la mejor persona posible y ayudar a los otros, aportando tu
pequeña piedra en la construcción del mundo.
Ya me
voy, seguiré caminando mi camino que me lleva a mi liberación. Que el sol y la
luna guíen tu camino.
Ernesto Cera Tecla
En esta carta,
utilizamos la variedad del náhuatl de Tetelcingo, Morelos. Desde la
lingüística, todas las variedades de una lengua tienen el mismo valor. Ninguna
es mejor o peor que otra. Quienes sostienen que unos pueblos hablan un mejor
náhuatl que otros, están emitiendo un prejuicio lingüístico. El prejuicio
lingüístico es una valoración emotiva (positiva o negativa) sobre un hecho del
que se tiene poca información, errónea o mal intencionada. No hay un criterio
lingüístico que otorgue a una determinada manera de hablar más validez que a
otra.
Esta carta está
basada en el libro del filósofo francés Frédéric Lenoir. Cfr. LENOIR,
Frédéric. L’Âme du monde. NIL,
París 2012. Pp. 61-76.